La ecuación ingresos menos gastos de una persona, o de una familia, se llama ahorro.
INGRESOS – GASTOS = AHORRO
Cuando el dinero ahorrado se usa para adquirir un activo del cual se espera percibir ganancias, se está haciendo una inversión.
El ahorro ayuda a proteger el nivel de vida de las personas ante situaciones de pérdida de ingresos o posibles reducciones en el ingreso futuro. Por ejemplo, situación de desempleo, un retiro o una enfermedad.
A su vez, el ahorro permite acceder a bienes que tienen un costo importante en relación con el ingreso mensual, sin necesidad de recurrir al endeudamiento. Por ejemplo, viajes, compra de grandes electrodomésticos, reformas en el hogar, compra de vehículos, inmuebles, entre otros.
También permite obtener ventajas económicas o descuentos, como puede llegar a ser el pago de la anualidad del colegio de los chicos.
Una vez que se cuenta con un plan de ahorro con un propósito determinado (¿para qué estoy ahorrando?), se requiere invertirlo con el fin de obtener una ganancia.
Al momento de invertir, es importante tener claro cuál es el objetivo y cuál es mi aversión al riesgo para lograr dicho fin.
El objetivo puede tener metas a corto y largo plazo. De esto dependerá los instrumentos en los cuales se invertirá y la estrategia a través de la cual se busque obtener dicha ganancia (también llamada retorno o rentabilidad).
Es importante tener en cuenta que habrá períodos en que se pueden aprovechar buenas oportunidades de inversión y otros en que el mercado no será especialmente atractivo, lo que a la larga permite compensar las fluctuaciones y obtener retornos más estables.
Para efectuar una buena inversión es necesario informarse acerca de las posibles alternativas y así poder comparar:
- Rentabilidad
- Riesgos
- Costos de administración
- Otras consideraciones